- See more at: http://aroundsandy.blogspot.com.es/2013/07/archivo-blogger-entrada-menu-pestana.html#sthash.zetaUL4B.dpuf Diario de un soldado: 24 DE MAYO DE 1940, JOHN MILLER, TOKIO

domingo, 18 de enero de 2015

24 DE MAYO DE 1940, JOHN MILLER, TOKIO

El cielo estaba rojo. Mi abuela siempre me decía que mucha sangre se había derramado cuando el cielo estaba así. Me habían destinado a Tokio hace un mes y esto era un puto infierno. Solo había soldados corriendo de un lado a otro mientras a nosotros nos enseñaban maneras de reptar, disparar rápido y salir de lugares hostiles con heridos cargados al hombro. Sí, ese era mi oficio, éramos los soldados que rescataban heridos. Decidí cogerlo porque siempre me había gustado ayudar a la gente además de que siempre he sido el típico bajito, delgado y ágil.

Estábamos en la cafetería cuando de repente llegó una llamada a nuestro sargento Fiji. Minutos más tarde, volvió a la cafetería, nos miró, y simplemente dijo: "Nos vamos". Como éramos la brigada de rescate, nos habían preparado para tardar lo menos posible en estar preparados para salir, con lo cual tardamos unos tres minutos más o menos en recoger todo nuestro equipo y subirnos a esas bestias aladas de hierro. Mientras volábamos, el sargento nos contó la misión.

-Señores, dos brigadas han sido atacadas hoy en una trampa bomba. No sabemos si habrá supervivientes, ni tampoco si habrá hostiles en la zona esperando a que venga una brigada como la nuestra para aniquilarla. Sean rápidos, precisos, y no piensen; solo actúen. 

Era la segunda misión a la que iba, y la primera fue medianamente fácil. Simplemente era ayudar a civiles de una zona desierta. Por la cara del sargento, sabía que no iba a ser nada fácil.

El helicóptero aterrizó a 400 metros del objetivo para no levantar sospechas, nos dejó y se fue. El piloto nos dijo que teníamos dos horas para completar la misión y nos dijo el lugar de recogida. La verdad es que era muy egoísta e individual todo, ya que el principal objetivo de cualquier misión para ti es que salieses vivo, y serías capaz de dejar a compañeros muriéndose solo para llegar tú a donde el helicóptero espera, porque sino, estás más que muerto.

Nos movimos rápido y silencioso. Éramos solo siete en la brigada, y nos separamos en lado izquierdo y derecho inspeccionando habitación por habitación. Vimos una ametralladora de la que todavía salía humo, y varios muertos tanto de los nuestros como de los enemigos. Acordamos que si alguien encontraba algún herido, volvería con otro de la brigada a donde empezamos la misión, se quedaría con el herido allí y el segundo que fue de escolta volvería con el resto.

Tras registrar todas las habitaciones, seguimos adelante, a la zona donde estaba la ametralladora; y ahí estaba todo... Decenas de soldados muertos además de varios miembros sueltos, y un gran agujero en la zona donde debió ser la bomba trampa. Mientras buscaba si alguno estaba vivo, me encontré una pistola Colt-45. Es una de las mejores pistolas, debía ser de algún general...

Escuché un pequeño sollozo, cerca de los restos de los que probablemente estaban intentado desactivar la bomba.-¡SUPERVIVIENTE, CAPITÁN!-grité. Keny decidió que iba a ser el hombre que me escoltara con el herido hasta la zona protegida.

Le vi el uniforme: Cabo M. Custom. No me sonaba. De repente le oí hablar, pero muy bajito. Le volví a preguntar, y, antes de que me respondiera, la sangre de mi compañero Keny me salpicó a mi y a Custom.

-¡FRANCOTIRADOR, AL SUELO!

Todos nos agachamos. Sonó un tiro desde otro sitio; todos miramos. Había un par de francotiradores aliados que habían disparado a ese hijo de puta. Nos habló.

-Soy Tom Chiles, francotirador de la brigada 9.1 de Berlín. Nos trasladaron hace poco aquí. Sobrevivimos pero no podíamos hacer nada porque estábamos mi compañero Parkin y yo solos. ¿Podemos salir? Fiji iba a responder afirmativamente cuando un japonés con ametralladora en mano empezó a disparar sin perdón a la casa donde estaban los dos francotiradores escondidos. 

Empezamos a dispararle, cuando aparecieron más y más, habría unos treinta. Ningún francotirador aliado apoyó desde la casa, por lo que supusimos que estaban muertos. Yo estaba agachado con Custom al lado disparando, y mis compañeros buscando un mínimo de cobertura; algunos lo conseguían, y otros morían antes. Mientras disparábamos, volví a escuchar la voz de Custom, pero esta vez le entendí.

-Tienes que encontrar a ese francotirador que os ha hablado, soldado. Te lo ruego.

Ya dije que siempre fui alguien al que le gustaba ayudar. Dejé allí a Custom a cargo de Went y fui corriendo a la casa donde estaban. escuchando como rozaban con mi cuerpo las balas de los enemigos. Cuando llegué uno de los francotiradores estaba acribillado pero, afortunadamente para Custom, era el que no había hablado. El tal Tom solo estaba herido de una pierna. Lo saqué, y esperé a que me dieran cobertura los pocos americanos que quedaban.

Habían pasado dos horas, y el helicóptero nos esperaba. Quedábamos tres de la brigada más Went que llevaba a Custom y Illy que llevaba a otro soldado. Fiji marcó un claro "retirada", y todos empezaron a correr de espaldas a los japoneses para volver de donde habían venido. Pura lotería. Podían ir a por ti, o ir a por el de al lado. Podían darte en la pierna, o podían darte en la cabeza.

A Illy le dieron en la espalda, y el herido al que llevaba quedó ahí tendido, pero Fiji le pudo recoger; el herido parecía un general, por su edad y uniforme.

Justo cuando vi morir a Illy, fue cuando decidí salir corriendo con Tom a la espalda. Para eso me habían entrenado al fin y al cabo. Ya veíamos el helicóptero, pero los japoneses nos seguían. Went llegó el primero, dejó a Custom en el helicóptero y empezó a dar fuego de cobertura para que nos diera tiempo a los demás a llegar. Más tarde llegaron los otros cinco escoltando y el último Fiji con el general.

Me tocó la lotería. Recibí un tiro en la pierna a 50 metros del helicótero. Tuve que parar y empezar a disparar desde detrás de una roca, con Tom a mi lado gritando de dolor. Fiji y otro vinieron a por mí y a por Tom. Llegaron, y dije que mejor cogieran entre los dos a Tom para ir más rápido, que yo podría llegar cojeando. Ingenuo de mí...

Fiji y el otro llegaron con Tom, pero a mí me pegaron un tiro en la espalda a punto de llegar. Me quedé en el suelo, boca arriba, mirando el inmenso cielo. Oía gritar a Fiji a lo lejos, pero Went le contuvo, y le empujó para que se quedara dentro del helicóptero. Escuché también incluso gritar a Custom agradeciéndomelo, pero creo que eso ya fue fruto de mi imaginación.

El helicóptero había conseguido escapar y los japoneses estaban a dos pasos míos. Miré por última vez el cielo. Me di cuenta de que había conseguido salvar a dos personas, no podía estar más feliz.

Ya oía el japonés en distintas voces al lado de mí. Uno se acercó y me miró para ver si estaba vivo. ¿Sabéis que hice? Le escupí en la cara con mi sangre. Con sangre americana. Después me empecé a reír en su misma cara. Él gritó algo que no entendí, sacó la pistola, me la puso en la frente y;

Mi padre estaría orgulloso. Morí con una sonrisa.